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Algunos Tratamientos para las Adicciones

TRATAMIENTOS POSIBLES
Algunos comentarios sobre los diferentes tipos de tratamiento, (sin profundizar detalles técnicos, puesto que no es el objeto del presente estudio) pueden servir de orientación a los familiares del adicto.
1. Desintoxicación hospitalaria
Consiste en internar al adicto en un centro clínico donde se busca, especialmente, disminuir los efectos negativos de la crisis de abstinencia corta, por medio de medicinas o fármacos sustitutivos.
El gran riesgo, como se explica en el capítulo primero, al referirnos a la metadona, es el de "crear una nueva adicción": la persona abandona una sustancia pero se vuelve dependiente de otra.
Cuando hay estados de adicción grave al alcohol y a la heroína y se tiene asegurado un programa integral donde inmediatamente después de la desintoxicación se realiza un tratamiento de psicoterapia individual, grupal y familiar, se pueden ver resultados positivos. La dificultad (las experiencias europea y norteamericana así lo demuestran) que se presenta, en la mayoría de los casos, es que el adicto después de ser "desintoxicado" en el centro clínico vuelve a su medio ambiente habitual y no acepta empezar el tratamiento de psicoterapia personal y familiar, que es indispensable.
Al sentirse bien físicamente, de nuevo (momentáneamente) y después de haber evitado la crisis de abstinencia corta, deja pasar unas semanas y vuelve a recaer en el consumo, cayendo en un círculo vicioso: desintoxicación hospitalariaabstención momentánearecaída en el consumodesintoxicación hospitalaria.
2. Psicoterapia individual
Si se piensa en una psicoterapia donde solamente haya contacto con el adicto, los frutos serán pocos, por dos motivos principales:
— Dadas las características del adicto, y el hecho de que éste vive en una especie de "cápsula" o "coraza", es difícil entrar en contacto con él, máxime si se tiene en cuenta que no alcanza a comprender su propio estado (recordemos el caso de Claudio con su hijo de 4 años); tampoco se da cuenta de lo equivocado de su comportamiento. Todo lo anterior implica que la psicoterapia individual (si llega a asistir a una consulta) no toca al adicto, en el caso de que éste se encuentre en un alto nivel de dependencia (niveles 4o. y 5o.).
— Si el adicto se encuentra en el comienzo de la adicción, es decir, está en la "luna de miel", también es muy difícil para el terapeuta competir con el "flash" y la "fuga": dos cosas "positivas" de la "luna de miel". ¿Por qué hacer psicoterapia?, se preguntará el adicto.
Aquí puede haber un poco de contacto; la "cápsula o coraza" puede ser aún permeable, pero entonces no hay motivación y sin ella es evidente que no se puede hacer psicoterapia individual.
Hay situaciones (el autor conoció varios casos italianos), en las cuales la persona va a un psicoanálisis ortodoxo por 23 años y durante ese tiempo ha continuado drogándose. El terapeuta ha olvidado algo que Yarial8 dice muy lúcidamente:
"Cuando en la terapia el abuso de drogas sigue, sólo se vive la ilusión de la resolución de los problemas. En realidad se están perpetuando con la complicidad del terapeuta".
Después de llevar una abstención de varios meses, es muy fructífera la psicoterapia individual y mejor aún si se combina con psicoterapia de grupo. La eliminación de la dependencia física y en parte la disminución de la dependencia psicológica permite establecer un contacto más efectivo con la persona: la "cápsula" o "coraza" es más permeable. Por eso, el primer objetivo terapéutico debe buscar la eliminación del consumo de sustancias psicoactivas.
Los aportes que la logoterapia (análisis existencial, Tercera Escuela Vienesa de Psicología) puede dar en la búsqueda del sentido o significado de la vida del adicto, de sus errores pasados, de su proyección en el futuro, tienen una importancia que no puede pasarse por alto.
La técnica del diálogo socrático o de las preguntas ingenuas, perfeccionada por la psicóloga alemana Elizabeth Lukas19, se utiliza cada vez más en Europa, con buenos resultados en el campo de las adicciones.
3. Terapia familiar
El trabajo con la familia del adicto indica un buen pronóstico. Todo tratamiento serio debe involucrar el sistema familiar. Diferentes investigaciones muestran cómo, si algún familiar comienza a asistir a reuniones de información sobre la adicción, las probabilidades de que la persona adicta comience el tratamiento, son altas. Lo más importante es que los familiares asistan a los grupos de asesoría, así sus allegados adictos no quieran saber nada de reuniones.
Algunas pautas convenientes por parte del terapeuta son:
— El objetivo de la terapia familiar en un primer momento debe buscar la abstinencia, el no consumo de sustancias por parte del adicto.
— "Descubrir" a los coadictos, los propiciadores y manejar adecuadamente la situación, ya que pueden sabotear el tratamiento e impedir la abstinencia.
— La negación, por parte de la familia, generalmente es el primer obstáculo en la terapia. No se acepta que el hijo, esposo, nieto, etc., sea un adicto.
— Después de la negación, cuando el adicto se ha integrado al tratamiento viene, en la mayoría de los casos, una fase de agresividad de la familia hacia el adicto. Es necesario estar atentos para frenar este hecho.
— No se debe olvidar que la adicción a la sustancia, es el síntoma de un malestar más profundo.
— Conviene integrar a los familiares con otras personas que tengan experiencias con adictos. Esto les sirve de apoyo y de "espejo".
— En el trabajo con adictos el colocar tareas domésticas para ocupar el tiempo libre, es fundamental en la colaboración para lograr la abstinencia y aumentar el control de la familia sobre el adicto.
— Es frecuente observar la aparición de síntomas nuevos o conductas extrañas, en algunos miembros de la familia, cuando el adicto se está integrando al tratamiento o se está "curando". Debe darse la interpretación adecuada a esto.
En alguna ocasión, la madre de un heroinómano lleva 8 años sufriendo toda clase de vejaciones (insultos, problemas judiciales, angustias). Después de que su hijo entró en tratamiento y dejó el consumo, ella empezó a sentirse "muy enferma": problemas de insomnio, malestares estomacales, falta de sentido de la vida, depresión.

En lugar de mejorar, por el hecho de que su hijo se estaba reeducando y los lios judiciales e insultos habían cesado, ella había empeorado. Se observa un reacomodamiento de las relaciones madrehijo, a raíz de lo cual es necesario que la madre pierda el hábito de vivir emproblemada y busque otras actividades, relaciones y significados para su nueva situación vivencial.
Los puntos vistos en el capítulo tercero (.Qué hacer cuando descubro que un hijo consume sustancias psicoactivas?) pueden formar parte del material a trabajar en los grupos de autoayuda que son estructuras familia¬res donde es más conveniente que sean liderados por personas con experiencias de familiar adicto.
La terapia familiar paralela, en cambio, es un espacio más técnicocientífico que debe ser liderado por el pro¬fesional.
Más adelante será analizado el modelo mixto, que es el que mayores resultados positivos ha dado. 
4. Psicodrama
Es una técnica de psicoterapia que se basa en postulados de la psicología, la sociología y el teatro.
Yablonsky Lewis2o ha sido el principal animador para la utilización del psicodrama en el trabajo con adictos.
Para muchos de ellos, el psicodrama puede representar una vía para exteriorizar en forma teatral su propio mundo interior. Con la colaboración del grupo presente en una sesión se pueden resolver conflictos emocionales. Es una técnica que crea experiencias muy intensas ya que el escenario, la audiencia, el terapeuta y los yo auxiliares (personajes que hacen de "papá", "mamá" o cualquier sujeto) favorecen enormemente las expresiones de amor, odio o trauma del adicto.
En las sesiones se pueden ver beneficios no solamente para el protagonista central (adicto alrededor del cual gira la escena), sino para la audiencia (adictos restantes que forman el público) que puede ver reflejados y en parte solucionados algunos de sus problemas. Los participantes del grupo son estimulados para que también actúen, aspectos de su propia vida que han sido "tocados" en la sesión.
El psicodrama ofrece la ventaja de que puede acortar las horas de terapia de tipo racionalverbal, ya que hay una acción emotiva catártica que se asemeja mucho a la situación real vivida por el adicto.
Es importante tener presente el número de participantes en la sesión de psicodrama. En grupos pequeños normalmente hay menos inhibiciones para los participantes y los conflictos íntimos pueden aflorar con más facilidad.
5. Teoterapia
Un fenómeno que se está volviendo muy común en nuestro medio, es la aparición de organizaciones que se fundan en la lectura de la Biblia cristiana, las cuales hacen tratamientos a personas adictas.
Existen adictos que se han recuperado por medio de esta alternativa, pero hay que tener en cuenta algunos riesgos que se pueden presentar.
— El autor ha conocido personas que ya no son adictas a sustancias psicoactivas pero han descuidado a la esposa e hijos porque hay una "misión divina que cumplir". Habría que ver si esto es justo para la familia.
— El hecho anterior revela el otro riesgo de estas organizaciones: el integralismo. Al realizar únicamente una lectura teológica de la persona humana se desconocen las leyes naturales que también tienen una autonomía. Se cree que abordando solamente la parte religiosa del hombre y descuidando (en el caso de los adictos) las características de la adicción y los efectos de las sustancias sobre el organismo, en otras palabras, subordinando los datos científicos que existen sobre el manejo de las adicciones se puede encontrar la solución del problema. Un resumen de este riesgo es similar a creer que Jesús fue verdadero Dios, pero no verdadero hombre.
Un abordaje que no conduzca al integralismo ni presione al adicto a participar en ritos religiosos e incluya un programa de otras actividades, puede convertirse en una alternativa que merece ser tenida en cuenta, puesto que aprovechando el sentido religioso o búsqueda del trascendente, por parte del hombre puede despertarse un sentido, un significado que ayude al adicto a recuperarse.
6. Comunidad terapéutica
Es el tratamiento que junto al modelo mixto (comunidad terapéutica más intervenciones profesionales), está dando, actualmente, mejores resultados en el campo de las adicciones2l.
Existen estudios de seguimiento de dos años, efectuados a personas que han terminado un tratamiento (23 años) con el modelo mixto y se ha reportado abstinencia al consumo de psicoactivos que van desde un 4o% a un 8o%. El autor ha seguido personas que han mantenido abstinencia por tres años (después se ha interrumpido el contacto).
La comunidad terapéutica es una relación compleja con unos orígenes muy remotos. Goti María Helena22, describe lo siguiente:
'Ellos son llamados terapeutas y terapéutides... porque profesan un arte medicinal más excelente que aquél de uso general en las ciudades; porque aquél sólo cura cuerpos, pero el otro cura almas que estén bajo el dominio de terribles y casi incurables enfermedades, cuyos placeres y apetitos, temores y congojas, desenfrenos y locuras, y actos injustos y todo el resto de innumerable multitud de otras pasiones y vicios, que han infligido sobre ellos...' (Phito Judaeus. 25 aC45 dC).
Hemos extraído esta cita histórica de la obra Los orígenes de la comunidad terapéutica sin drogas: una historia retrospectiva, del doctor Frederick B. Glaser. En el párrafo se describen las actividades de un grupo que habitaba Egipto más allá del lago Mareotis, en las cercanías de Alejandría".
La primera comunidad terapéutica destinada al tratamiento de drogadicción fue fundada en 1958 en Oceam Park California, por Charles E. Dederich, un graduado de Alcohólicos Anónimos. Esta comunidad consistía en un grupo de adictos que vivían juntos en una casa vieja; allí los jóvenes en fase de recuperación participaban regularmente en seminarios de discusión y en un tipo de psicoterapia de grupo que implicaba examen recíproco de todos sus problemas. La Federación de Comunidades Terapéuticas define la institución como:
"Un grupo microsocial en continua revisión de su propio grado de cohesión en el contexto sociopolitico, cultural y religioso. Se trata de un grupo que afronta los problemas, las dificultades, los riesgos, las inseguridades y las tensiones del vivir cotidiano, buscando un punto de equilibrio entre las emociones, los sentimientos y la razón"
La comunidad terapéutica vive un proceso educativoterapéutico que impulsa a conocer en profundidad los comportamientos anormales, para cambiarlos y afrontar los problemas sin necesidad de recurrir a sustancias psicoactivas.
Algunas características de la comunidad terapéutica son las siguientes23:
— Plantea una antropología a cuatro dimensiones: biopsicosocioespiritual.
— La "racionalidad filosófica" cumple un papel de igual o mayor importancia frente a la "racionalidad científica", en relación al tratamiento del adicto. La teoría de valores, el problema del sentido y significado de la vida, son puntos centrales.
— A la persona adicta se le trata más como "inmadura" , "irresponsable" y no como "paciente".
— La "crisis de abstinencia" se maneja sin medicamentos y sin sustancias sustitutas (ejemplo: no se utiliza la metadona como sustituto de la heroína).
— Hay un enfoque más democrático en las relaciones entre terapeutas, exadictos y personas en tratamiento.
— En la terapia el papel de la persona exadicta es determinante.
— Se privilegia un abordaje más de tipo "funcionalista" al inicio del tratamiento. Lo primero es evitar que la persona consuma psicoactivos. Después, se centra la atención en la resolución de problemas biopsicosocio¬espirituales.
— El "Esprit de Corps" es muy fuerte. El progreso de cada persona le interesa a toda la comunidad.
— Las comunidades terapéuticas comparten una "filosofía" escrita por Richard Beauvais, un residente de Daytop, quien dice:
"Estoy aquí porque no encuentro refugio de mí mismo. Hasta que no me confronte en los corazones y en los ojos de los demás, estaré corriendo.
Hasta que no fuerce a mi prójimo a conocer mis secretos, no estaré a salvo de ellos.
Si no permito que me conozcan, no me puedo conocer yo mismo ni a nadie más, estaré solo. ¿Dónde, sino en este lugar donde estamos todos en lo mismo puedo encontrar un espejo?
Aquí, juntos, puedo por fin verme claramente. No como el gigante de mis sueños ni como el enano de mis miedos, sino como una persona, parte de un todo, con un mismo propósito.
En este lugar puedo echar raíces y crecer, ya no más solo como en la muerte sino vivo, para mí y para los demás".
Todos los días, antes de cada encuentro importante se recita la filosofía con el grupo. Cada frase es analizada y hecha propia por el joven en tratamiento. Normalmente las comunidades ofrecen un tratamiento en tres fases:
a) Fase de acogida
Es el período de los primeros contactos con el programa. Se participa en reuniones de información y orientación. Al adicto y a la familia se les explica las normas para empezar el tratamiento: mantener abstinencia de psicoactivos, trabajos para realizar en la casa, reglas a respetar. En esta primera fase se vive todo el día en la comunidad, pero se duerme en la casa. El adicto no puede permanecer solo, se lleva a la comunidad por las mañanas y se acompaña al atardecer.
El primer objetivo es lograr la abstinencia.
b) Fase residencial
Aquí la persona pasa a vivir las 24 horas en la comunidad. El tratamiento es muy intenso y en las primeras semanas no se le permite el contacto con sus familiares.
c) Fase de reinserción
El adicto vuelve a su hogar o a otra casa para irse incorporando poco a poco a un nuevo programa de vida: trabajo, estudio, vida familiar, etc. Se continúa las reuniones semanales para hacer un seguimiento.
En algunas comunidades hay posibilidades de participar en "grupos especiales", en tratamientos donde no necesariamente se viven las tres fases descritas anteriormente. Se trata de un tratamiento más personalizado y se cuenta con más asesoría profesional.
7. Modelo mixto (comunidad terapéutica más intervención de profesionales)
Durante muchos años ha existido una polémica entre los defensores de la comunidad terapéutica y los defen¬sores del enfoque médicopsicológico tradicional: el modelo mixto busca ofrecer una respuesta a esta po¬lémica.
Para organizar este modelo es indispensable que el profesional (psicólogo, psiquiatra, médico) viva en una comunidad durante un tiempo y reciba las terapias "como si fuera un adicto". Si logra vivir dentro de la comu¬nidad y hacer una reflexión posterior a la vivencia, se tendrán las bases para crear un óptimo sistema de tratamiento.
Este sistema es el que mejores resultados ha dado.
El profesional puede aportar lineas de investigación, seguimiento (FollowUP) del joven rehabilitado. En un buen diagnóstico la figura del profesional es determinante.
En ciertas problemáticas (homosexualismo, problemas de familia), se necesitan personas con títulos profesionales para colaborar en la rehabilitación del adicto. La guía fundamental dentro de este modelo mixto debe seguir siendo más inclinada hacia el aporte que ha dado la comunidad terapéutica (numeral 9). Basándose en este postulado, desarrollado exitosamente por Charles E. Dederich en Synanon, el profesional puede comenzar a trabajar, pero antes debe vivir en comunidad, para conocer las dificultades que deberá afrontar. Si logra su¬perar el desafio, habrá dado un paso adelante como terapeuta de adictos.

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