EL CAMINO DE LA RECUPERACION EXPERIENCIASEn una persona adicta, rehabilitarse no quiere decir solamente suprimir el consumo de sustancias psicoactivas. Podría decirse que esto es lo menos difícil. Lo importante es el cambio de actitud, la reorganización de su vida afectiva, social, laboral, espiritual. Por eso los tratamientos cortos o los "remedios milagrosos" para curar la adicción deberían despertar una cierta desconfianza en los familiares del adicto. El autor ha visto los mejores resultados en tratamientos que duran entre dos y tres años.
Para la familia no es fácil seguir el proceso de recuperación del adicto. Se necesita mucha perseverancia. Masini25 describe algunas etapas durante el proceso de recuperación:
— La primera etapa es distanciarse de la angustia, de las tensiones en las cuales la familia se ha visto in¬volucrada con el hijo.
— La segunda etapa es reflexionar y orientarse hacia un proyecto de recuperación del hijo. Es el momento de la elección, que debe ser acordada por todos los miembros de la familia. Aún a costa de largas y extenuantes conversaciones y discusiones se debe actuar en unidad, en bloque, para lograr enfrentar con éxito las maniobras de saboteo al tratamiento que recibirá la persona adicta. Lo más difícil para los terapeutas no es, en sí, el abordaje al adicto mismo, sino lograr instaurar un diálogo donde haya un mínimo de unidad de criterios en la familia. Si se alcanza este objetivo, el pronóstico será mejor. Es importante advertir que algunos miembros de la familia, paradójicamente, tratarán de "sabotear" el tratamiento, oponiéndose a éste.
— La tercera etapa consiste en el seguimiento de todo el proceso de crecimiento del joven. El debe poner en práctica las virtudes y cualidades que posee, pero que no ha sabido aprovechar. Este empeño requiere años de trabajo atento porque se trata de educar hacia una "cultura de vida" y no de destrucción que es la que ha desarrollado el adicto.
Es conveniente no tomar decisiones apresuradas en cuanto al trabajo, amigos, estudio, etc., porque el adicto está acostumbrado al "todo y rápido", "casa, carro y beca" inmediatamente (esto en parte también es algo que ha aprendido de los efectos inmediatos de las sustancias psicoactivas sobre su organismo: el "flash", la "fuga"). El joven debe aprender a conquistar las cosas con esfuerzo. No se le debe reforzar el "facilismo". Se necesita aumentar el nivel de tolerancia a la frustración y ésta es una buena forma de lograrlo. Respecto a esto, la sociedad capitalista de consumo, ha ayudado al desarrollo de la personalidad favorable al consumo de psicoactivos. Existe una mentalidad de enriquecimiento rápido, de logro de objetivos en el menor tiempo y con el menor esfuerzo posible.
— La cuarta etapa es ayudar en la reinserción del individuo en el medio laboral y/o social correspondiente. Después de haber vivido intensamente, dentro de un programa de tratamiento, no es fácil para el joven, adaptarse. Antes debe buscarse el equilibrio: no dejarlo solo, ni acosarlo; motivarlo para que sea protagonista de su propio destino y asuma sus propias responsabilidades. La recaída puede ocurrir y ella es señal de una debilidad aún no superada del todo. Si un joven está creciendo y orientándose entre las miles de contradicciones de la vida ya está mostrando señales visibles por salir adelante.
Hay que tratar de mantener la calma si tiene una recaída. Para muchos este "golpe" les sirve para recordar que deben ser humildes y conscientes de sus limites, de su debilidad ante el psicoactivo y no permitirse libertades (contactar antiguos compañeros de juerga, "probar sólo un poco", frecuentar ciertos sitios, etc.). Este "golpe" bien aprovechado terapéuticamente, con frecuencia, se convierte en trampolín que saca todo lo positivo para salir avante definitivamente. Hay una frase de los Alcohólicos Anónimos que dice "sólo por hoy no consumiré, mañana veremos". El adicto pasivo (es decir el que ya no consume psicoactivos) debe tener presente este lema que le recordará hasta su muerte el límite que le tocó en esta vida (todos tenemos uno). No debe olvidar su debilidad ante la sustancia. El hecho de ser consciente de su límite es su mejor arma de defensa. Cuando se confía, queda a las puertas de la recaída.
Algunos factores que pueden también explicar en algo el fenómeno de la recaída son los siguientes:
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